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Las estrellas se reflejaban en tus pupilas. Lo sé porque te estaba mirando.
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Yo cuando un libro no me gusta. Fuente. |
Escriban ustedes lo que les venga en gana. No pongan lÃmites a su imaginación. En serio, no le pongan lÃmites: escriban, inventen, dejen volar la imaginación... pero no se constriñan a la ciencia ficción. La literatura que nos ocupa, el pulp, abarcaba la ciencia ficción, la fantasÃa heroica, espada y brujerÃa, el terror, el misterio puro y duro... Todo. [...] Si les apetece que un detective con sombrero stetson y gabardina investiga a un vampiro que asola Nueva York, Badalona o la capital imperial del Ekumene, adelante, escrÃbanlo, nos encantará leerlo. ¿Que a alguien se le antoja mandar a "Gloria, la valiente prospectora" a Arcturus a que se encuentre con las ruinas de una antigua civilización? Pues métala en su nave Mari Celeste y hágala despegar del espaciopuerto más cercano. ¿O qué tal si metemos en un nuevo lÃo a nuestro amigo Doc? ¿O hacemos que se enfade nuestro bárbaro favorito, Skroto Encefaloplano, con los Oscuros Adoradores del dios Gan-Ga?Soy consciente de que leer no es una labor evangelizadora. Es inútil decirle a alguien que lo que está leyendo es basura porque a nadie le gusta que devalúen sus gustos a la cara, y de hecho, con más fuerza se aferrará a ellos. DirÃa que lo mejor es recomendar novelas acorde a la persona, si eso, y ya está. O buscar formas de popularizar a nuestros autores favoritos. O también podrÃamos asumir que el mundo está lleno de personas con gustos dispares que no tenemos por qué entender. Preguntar: "¿por qué lees esta clase de libros?" encierra una respuesta que no nos va a satisfacer de ningún modo básicamente porque no es asunto nuestro. En el fondo no ganamos nada vetando a CorÃn Tellado, primero porque ¿quién soy yo para tomar esa decisión?, y segundo y más importante, porque estarÃamos perdiendo un lector. Eso sà que no podemos permitÃrnoslo. Leer es importante. Como pasatiempo, como antesala a los sueños, como vocación o como profesión, o todas juntas. Hakuna matata: lee y deja leer.
[...] Dejen que les pongan normas en la carretera, en el trabajo y en casa, den al César lo que es del César, pero no dejen que nadie les diga cómo deben escribir, qué tipo de literatura deben disfrutar, qué autores son de segunda o de primera fila. Ese criterio les pertenece solo a ustedes; es, quizá, la única libertad auténtica de la que disfrutarán en la vida. No permitan que se la arrebaten.